Cada año, antes de la llegada del invierno en el hemisferio norte, los osos pardos (Ursus arctos) ingieren grandes cantidades de alimento preparándose para la hibernación. Sin embargo, a pesar del rápido aumento de peso, los osos no desarrollan las enfermedades asociadas típicamente con la obesidad en humanos. La respuesta a este enigma estaría en el tipo de bacterias que forman la flora intestinal—o microbioma—del oso durante el verano.

Investigadores de la universidad de Gothenburg en Suecia, descubrieron que durante el verano, las bacterias que predominan en la flora bacteriana intestinal de los osos son capaces de acumular energía en forma voraz, lo que potencialmente contribuye al aumento de adiposidad sin afectar el metabolismo de la glucosa. El mismo grupo, liderado por Fredrik Bäckhed, demostró previamente que la composición del microbioma puede influir la cantidad de energía obtenida de la dieta. Asimosmo, determinaron que la flora intestinal también se ve modificada en personas obesas y en las que sufren diabetes tipo 2. A partir de estos hallazgos los investigadores se preguntaron si el microbioma también era importante para los osos salvajes en hibernación.
En su trabajo publicado en la revista Cell Reports, los investigadores compararon muestras de materia fecal de osos en hibernación y en actividad, observando que el microbioma en hibernación es menos variado, con menos Firmicutes y Actinobacteria, y más Bacteroidetes. A su vez, también observaron cambios en los niveles de metabolitos como el colesterol, triglicéridos y ácidos biliares. Entonces, para verificar que los cambios metabólicos se debían a los cambios en el microbioma, aislaron muestras del microbioma de osos durante el verano e invierno, y las utilizaron para inocular la flora intestinal de ratones de laboratorio. Lo que hallaron es que los ratones inoculados con bacterias del verano engordaban más que los ratones inoculados con las bacterias del invierno, y sin mostrar signos de diabetes tipo 2, tales como la intolerancia a la glucosa.
Estos hallazgos se podrán aplicar para diseñar nuevas estrategias para manejar la obesidad en humanos. Aunque todavía es muy pronto, estos resultados son preliminares, dijo Bäckhed. Si pudiéramos aprender más sobre cuáles son las bacterias implicadas, y qué funciones promueven para proteger a los osos contra la obesidad, podríamos identificar nuevas terapias para el tratamiento de la obesidad en seres humanos.
Más información: The Gut Microbiota Modulates Energy Metabolism in the Hibernating Brown Bear Ursus arctos
Imagen destacada: Hibernación. Devianart, Zetabox (Daniel Murillo).
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